Anubis. Dios de los muertos
Anubis, era originariamente el dios de los muertos, antes de que Osiris, a finales de la IVª Dinastía, se convirtiera en el señor del Más Allá relegando a Anubis al papel de acompañante y juez de los muertos. Antes de que Osiris tomara la supremacía, durante las tres primeras dinastías, Anubis era el señor de los muertos al que se encomiendan tanto el pueblo como el propio faraón, aunque tuviera que rivalizar con otras deidades funerarias como la diosa Net, de la ciudad de Sais.
Su animal sagrado es el chacal, o el perro salvaje, ya que estos animales merodeaban por los cementerios, y, como carroñeros, solían estar presentes cerca de las tumbas o donde había cadáveres. De ahí que se representara al dios como un chacal o un perro negros acostado sobre su vientre, o bien como a un hombre con cabeza de perro negro. Hasta el 2015 este animal era considerado una subespecie del chacal dorado. En la actualidad, y tras estudios genéticos realizados en el 2015, ha sido reclasificado como lobo dorado egipcio, y considerado como una subespecie del lobo dorado africano. Aunque el pelo de estos animales es rojo a Anubis se le representa con el color negro porque ese es el color de la tierra fértil del Nilo. Es por lo tanto símbolo de regeneración y de resurrección, de la muerte como paso a la vida. Y es también el color que toma un cuerpo durante el proceso de embalsamamiento después de aplicarle las resinas.
En realidad el nombre de Anubis es la transcripción fonética que los griegos hicieron del nombre que realmente se le daba en Egipto: Inpu, o Anpu, en el egipcio antiguo, palabra que luego en copto quedaría como Anub. Cuando los griegos tuvieron conocimiento de él lo transcribieron en su idioma como Anubis. No se sabe a ciencia cierta que significa su nombre, pero para la mayoría de los estudiosos podría ser un sonido onomatopéyico imitando el aullido del chacal. Según la llamada correspondencia de Amarna, cartas escritas en acadio, la lengua diplomática por excelencia en tiempos de Ajenatón, y dirigida a reyes y vasallos del este, el nombre de Anubis sonaría fonéticamente como Anapa.
En el llamado papiro Jumillac, que data de finales de la era ptolemaica, se da una curiosa explicación de su nombre. Leemos en él que Inpu recibió su nombre de su madre Isis y «se pronuncia en relación con el viento, el agua, y el desierto». Esto es así porque los jeroglíficos I-N-P que constituyen el nombre del dios representan respectivamente el viento, el agua y el desierto.
El culto a Anubis es uno de los más antiguos en Egipto. Su nombre escrito, claramente legible con jeroglíficos fonéticos, aparece en el año 2200 a.C. durante la Dinastía VI, la última etapa del Reino Antiguo. Pero sin duda Inpu es mucho más antiguo. Su ideograma, un chacal sentado sobre el suelo o sobre un pequeño santuario, es perfectamente reconocible en muchos textos de las ofrendas funerarias del Reino Antiguo. Pero podemos remontarnos incluso más atrás, ya que dicho ideograma aparece en objetos de tiempos predinásticos. Concretamente se han hallado piezas de cerámica y de marfil en Umm el-Qaab, la necrópolis real de la ciudad santa de Abidos, que se acabaría convirtiendo en uno de los centros osirianos más importantes de Egipto. Inpi, Anubis, aparece representado en dichas piezas cuya antigüedad se remonta al rey Den, de la Primera Dinastía, y al mítico rey Escorpión, de la Dinastía 0, lo que nos remonta al año 3250 a.C. aproximadamente.
Señor y juez de los muertos
Los epítetos con los que se conocía al dios eran varios. Como señor y juez de los muertos tenía éstos:
- «Señor de las cavernas»
- Neb qereset, «señor de la sepultura», «señor del enterramiento».
- «El que cuenta los corazones». Anubis acompaña al difunto hasta la sala presidida por Osiris donde su corazón será pesado frente a la pluma de la Justicia de la diosa Maat.
- Khenty imentyou, o Khenty Imentet, «el que es la cabeza de los occidentales», «el señor de la necrópolis». Los occidentales designa a los habitantes del poniente, los muertos. Ser la cabeza de los muertos equivale a ser el que encabeza a los muertos, el señor de los muertos. Este epíteto se daba a Anubis desde la Dinastía V, y luego se le daría también a Osiris a partir de la Dinastía VI. Khentyimentyou era también el nombre de una divinidad perro que se adoraba en Abidos ya en tiempos de la primera dinastía.
- Neb Imentet, «señor del oeste». El oeste, occidente, la tierra de los muertos.
- Khenty ta dyeser, «el que está a la cabeza de la tierra sagrada»; La tierra sagrada, ta dyeser, es la necrópolis y el Más Allá, aunque también designa la necrópolis del nomo tinita, al que pertenecía la ciudad de Abidos.
- Nab ta dyeser, «Señor de la Tierra Sagrada», «Señor del País Sagrado». Similar al anterior, este epíteto empezó a usarse a partir de la IVª Dinastía, a menudo combinado con el epíteto Khenty seh netjer. Es otro de los epítetos que acabará siéndole otorgado a Osiris, sobre todo durante el Reino Medio.
- Tepy djouef, «el que está en su montaña», uno de los epítetos más utilizados desde la antigüedad. Se le encuentra con frecuencia en las mastabas del Reino Antiguo y en estelas del Reino Medio en Abidos. Djou, La montaña, el espacio rocoso entre el desierto y el valle fértil, es el dominio de Anubis. Allí se enterraba a los difuntos, y de allí se extraían minerales preciosos y otros materiales que se utilizaban en los entierros. Por allí, por entre las rocas de la montaña, merodeaban los cánidos. La palabra ha sobrevivido en el copto toou, que alude a regiones montañosas y los monasterios alejados en ellas.
- Khenty seh netjer, «el que está a la cabeza del santuario divino». Epíteto muy antiguo que aparece en las paredes de las mastabas del reino Antiguo y en los textos de las pirámides de los reyes de la Dinastía VI. El seh netjer, el santuario divino, es aquel sobre el que se recuesta Anubis en las representaciones. Puede ser una tienda, o un edificio de piedra, pero alude a un lugar que es la entrada al inframundo y donde Anubis preside la momificación del cuerpo para que pueda ingresar en el Más Allá.
Patrono de los embalsamadores
Desde los textos de las pirámides Anubis aparece como maestro y patrón de los embalsamadores. Él es el primer embalsamador, el que crea la primera momia, la de Osiris, una vez que sus pedazos, dispersados por el dios Set, han sido reunidos. Él es por tanto el patrono de todos aquellos que intervienen en el proceso de embalsamar, proceso representado por el fetiche Imiut, que se utilizaba en los ritos funerarios (una piel de felino o de toro colgada de una vara rematada en una flor de loto e insertado en un recipiente). Hablamos de él más abajo.
A Anubis se le representa con frecuencia haciendo las labores típicas de los embalsamadores, reemplazando las vísceras, colocando de manera ritual sus manos sobre el cuerpo, perfumándolo, sosteniendo la momia durante la ceremonia de apertura de la boca… Los sacerdotes encargados del proceso de embalsamar se colocaban máscaras con forma de cabeza de chacal para asumir el papel del dios. Cuando un cuerpo entraba en el uabet, “el lugar puro”, la sala de embalsamamiento, quedaba ya bajo el cuidado de Anubis. Durante sesenta días la familia lo lloraba y ayunaba comiendo solamente algo de pan, agua y vegetales cocidos.
Al término de los mismos, por la mañana, el sacerdote con la máscara de Anubis hacía una incisión sobre el lado izquierdo y extraía las vísceras de él. El dje-baui, el amuleto de los dos dedos hace alusión a los dos dedos de Anubis, capaces de restañar y curar la herida. Cito literalmente de mi obra Magia en el Antiguo Egipto:
«En la incisión que se hacía en un costado del cuerpo para empezar a momificarlo se dejaba un amuleto con la forma de los dedos índice y medio. Solían fabricarse en materiales duros y oscuros: obsidiana, ónix, esteatita, hematites o basalto. Aunque su significado permanece un tanto oscuro, parece que representa al dios Anubis, el dios encargado de embalsamar el cuerpo de Osiris. El amuleto de dos dedos podría entonces simbolizar que es Anubis quien momifica al difunto y quien, por otro lado, restaura la herida de la incisión aplicando sus dedos sobre ella. Es un amuleto relativamente tardío que sólo aparece a partir del 600 a.C. Pero también lo empleaban los vivos. Está presente por ejemplo en una especie de collar diseñado probablemente para un niño con figuras de oro y plata. Entre estas figuras hay liebres, halcones, babuinos, serpientes, una tortuga, ojos de Horus, un anj, un pilar djed; y una figura de los dos dedos.»
Durante el proceso de embalsamamiento los sacerdotes son los intermediarios de Anubis que, mediante su magia, revive el corazón y los órganos del difunto. Puesto que el envejecimiento y la muerte son consecuencia de que el corazón ha dejado de funcionar, debe serle restituido al difunto. Y de eso se encarga Anubis. Una escena en la tumba de Inerkhaou (TT359), en Tebas, muestra a Anubis con un cuenco en la mano delante de la momia. El bol contiene el corazón del difunto y Anubis se lo hará beber para restituirle la vida y la conciencia. El capítulo XXVI del Libro de los Muertos, que contiene la fórmula mágica para hacer esto, suele acompañarse de la misma ilustración.
En el cuento de los dos hermanos, que resumo en Magia en el Antiguo Egipto, Anubis saca a su hermano Bata del sueño de la muerte, dándole a beber su corazón, que Bata había escondido en un árbol hacía mucho tiempo. Anubis encuentra el corazón de Bata en forma de semilla, bajo el árbol, y lo introduce en un bol con agua fresca antes de dárselo a su hermano para resucitarlo. En muchas representaciones, como en el mural de la tumba de Sennedjem, se representa a Anubis inclinado poniendo sus manos sobre el corazón del difunto.
Concluido el proceso de embalsamamiento, la momia, dispuesta sobre un trineo tirado por bueyes blancos, era transportada en procesión hasta la tumba. Los vasos canopos, conteniendo las vísceras embalsamadas del difunto, se transportaban en una caja, de la que tiran algunos hombres, y protegida con la imagen de Anubis recostado sobre ella. A la cabeza va un sacerdote haciendo libaciones de leche seguido de un grupo de plañideras profesionales, dos de las cuales representan a Isis y a Neftis. Al llegar delante de la tumba, al mediodía, la momia es puesta encarando el Sol y tiene lugar la ceremonia de apertura de la boca. La momia es sostenida por detrás por un sacerdote out, un embalsamador. A partir del Reino Nuevo el out lleva una máscara de Anubis para representar al dios. Delante, se sitúa un sacerdote sem, vestido con piel de leopardo, y asistido por un jery hebet, un sacerdote lector, en el papel de Tot.
Comienza la ceremonia de la apertura de la boca, destinada a abrir los sentidos del difunto en el Más Allá, para hacerle consciente y permitirle percibir en el otro mundo y devolverle la capacidad de moverse por él, con el sacrificio del toro Nag, que representa a Set, el asesino de Osiris. Primero la pata delantera, y luego el corazón, son presentados ante la boca y la nariz del difunto para que la vida palpitante, la fuerza vital, sea absorbida por él. El sacerdote sem, a veces acompañado por el primogénito del difunto, o haciendo éste mismo las labores del sacerdote, toca los ojos, la boca, la nariz y los oídos de la momia con diferentes objetos rituales que recuerdan a los instrumentos de los artesanos (azuelas, cuchillos,…). Los gestos se repiten dos veces como alusión a las dos coronas, al Alto y al Bajo Egipto.
En las tumbas tebanas de los obreros de Deir el-Medina, es Anubis el que realiza la ceremonia de apertura de la boca. Representaciones de Anubis agachándose sobre la momia tendida y realizando la apertura de la boca se encuentran, por ejemplo, en las tumbas tebanas de Nakhtamon (TT 335) y de Nebenmaât (TT219). En un ataúd de la misma necrópolis se dice que Anubie es jery-heb tepy, «el sacerdote lector jefe». En el papiro Jumilhac Anubis toma la forma de sacerdote sem para realizar la ceremonia sobre el cuerpo de Osiris. Según el capítulo 816 de los Textos de los Sarcófagos, el instrumento que emplea para ello es de cobre, metal que ha traído del cielo y le ha dado al dios Sokaris, dios funerario de Menfis, famoso por su habilidad como herrero.
Anubis, al que llaman imiut, y la nébrida
Como patrono de los embalsamadores Anubis recibe el título de imiut, «el que preside la sala de embalsamamiento», «señor de los embalsamadores», «el de las vendas». Out significa venda, y los outy, como hemos visto, eran los sacerdotes encargados de embalsamar. En los tiempos de la dominación griega, out designaba también a la necrópolis del nomo XVII, donde estaba la ciudad de Cinópolis, la ciudad de los perros en griego, la Saka egipcia donde se adoraba a Anubis y a Anupet, o Anput, su paredra (ver más abajo). También hay quien lo relaciona con la palabra ouhat, oásis, ya que de estos lugares se extraían sustancias necesarias para la momificación, como las resinas.
Este título también da nombre a la nébrida, un fetiche funerario que consiste en una piel de un cánido, un felino (a veces es la piel de un leopardo), o de un bovino, sin cabeza o las patas traseras, conformando una especie de odre atado a un poste clavado sobre un recipiente o en el suelo. Su antigüedad se remonta a tiempos predinásticos. Aparece ya en un recipiente descubierto en Hieracópolis del periodo de Naqada II. En las representaciones del tiempo del rey Zoser de la IIIª Dinastía suele venir acompañado de textos que se refieren a «Anubis a la cabeza del país sagrado» y son las primeras menciones explícitas de la relación entre el fetiche y Anubis. De hecho se le conoce como el «fetiche de Anubis».
Sólo se ha encontrado un ejemplar real del fetiche. Se remonta a la XIIª Dinastía y fue hallado en el templo de Sesostris I. Mide unos 62 cm. y aún tiene restos de la piel original, pero no se ha podido determinar a qué animal pertenecía. En la tumba de Tutanjamon se encontraron dos réplicas de madera de 1,67 metros situados sobre jarrones de alabastro.
¿Cuál es el origen de este fetiche? Parece estar asociado a la costumbre antigua de enterrar los cuerpos en pieles de animales. Esta piel simularía además una placenta, un recipiente del que resurgiría y nacería el difunto en el Más Allá. En el papiro Jumilhac se dice que la vaca Hesat, para resucitar al halcón Hanti, una forma de Horus, metió sus huesos y órganos dentro de la piel de un imiut, y luego lo roció con una gota de su propia leche.
Señor de los secretos y pastor del ganado y de los difuntos.
Anubis es el supremo conocedor de los misterios de los ritos funerarios y del Más Allá. Ese es el mensaje detrás de su representación como perro sobre un santuario. Es Anubis recostado sobre su caja de secretos, como la caja de madera rematada por Anubis que se halló en la tumba de Tutanjamón, que guardaba objetos de culto, ofrendas, amuletos y escarabeos. Es el guardián, el vigilante de la sala donde se guardan los instrumentos, los materiales y los métodos de embalsamar, que no deben ser difundidos ni divulgados, y que ni los profanos, ni los aliados de Set deben conocer jamás. Por eso recibe el título de hery seshta, «señor de los secretos», «jefe de los misterios», «el que preside los misterios».
Como pastor y señor del ganado. Anubis es también, desde el Reino Antiguo, un dios asociado al cuidado del ganado. Por un lado, los perros suelen acompañar a los ganaderos y colaborar en las labores de conducción y guarda del mismo. Por otra parte, el sacrificio de reses estaba ligado a los ritos funerarios. La asociación al ganado de Anubis está presente además en el Cuento de los Dos Hermanos, donde Anubis es el hermano mayor y poseedor de una granja con ganado. Por otro lado el ganado también podría ser una metáfora de lo que realmente pastorea en el otro mundo, los difuntos a los que guía y cuida. Estos son los títulos que se le dan como pastor:
- Inpou neb oupout, «señor de las vacas lecheras». Con este tratamiento aparece en inscripciones sobre los templos de Kom Ombo, Dendera y Edfú, así como no el siguiente:
- Inpou dad en ousheb, «señor de los toros bravos».
- Pa-mer-âh nefer, «el buen pastor», es un título que se le da en el Papiro mágico demótico de Londres y de Leyde
También es el que provee de sacrificios y ofrendas funerarias. Y como pastor también es el que provee de ofrendas a los muertos en los ritos funerarios. A él se dirigen las plegarias para tener un buen entierro y que no falten las ofrendas y las provisiones en el Más Allá, tanto en los textos de las pirámides, como en los textos de los sarcófagos y en el Libro de los Muertos. Por eso también tiene el título de:
- Hery-toe menhouy, «jefe de carniceros»
Protector de los difuntos y de Egipto
Anubis es también el protector del difunto. En el papiro Jumilhac los aliados de Set tratan de hacerse con los restos momificados de Osiris. Set toma la forma de Anubis y engañando a los guardianes consigue acercarse al cuerpo y robar los vasos canópicos. Anubis y Horus le persiguen y tras capturarlo lo llevan para ser juzgado ante Ra, pero Set consigue escapar junto con el botín, escondiéndose en el desierto, en el lecho seco de un río. Horus le descubre, y le obliga a depositar los restos en una cripta coronada por una colina sagrada, bajo la protección de una serpiente. Set se convierte en leopardo para intentar un nuevo ataque; pero ahora es Anubis el que le detiene y arroja su cuerpo a un fuego como una ofrenda a su padre Ra: «Entonces Anubis cortó la piel de Set, lo despedaza y se la pone a su espalda. Después entra en la Cámara Pura de Osiris para hacer libaciones en honor de su padre, diciendo: "ahí está Set". A causa de esto se llama setem al sacerdote puro de este dios. Después Anubis deja su marca con fuego caliente sobre Set, tal y como se hace en nuestros días. También a causa de esto y hasta el día de hoy el sacerdote sem lleva una piel de leopardo sobre sí». De nuevo, además de la vinculación de la piel de leopardo de los sacerdotes Sem con la piel de Set capturado por Anubis, vemos al dios chacal como señor de sacrificios y carnicero. El hecho de desollar la piel del leopardo Set, es una advertencia también para los que intentan violar las tumbas o dañar los cadáveres. Y el marcado de Anubis de la piel fue utilizado como una explicación de las manchas que presenta el leopardo en su piel. Quizá, según creo, la piel de leopardo del Imiut, aluda a Set convertido en leopardo y sacrificado.
En el capítulo XVII del Libro de los Muertos, equivalente al 335 de los Textos de los Sarcófagos, el difunto, a fin de poder atravesar las puertas y sellos que detienen a los que no saben para que no alcancen la sala de Osiris, el difunto apela a un tribunal creado por Anubis y compuesto de tres jueces. Por un lado, Set (a veces Tot ocupa su lugar) e Isdés, una de las divinidades menores que componen el tribunal del juicio de Osiris, actúan como jueces. El tercero, la diosa cobra Hotepes-Joues («aquella que favorece y protege»), actúa como guardiana. La diosa sólo dejará pasar a los justos, aquellos cuyo valor pueda equipararse al de los sietes espíritus anj que Anubis ha puesto al cuidado del cuerpo de Osiris desde que fuera asesinado por Set.
Anubis protege al difunto durante todo su viaje en el Más Allá, le acompaña del mismo modo que acompaña fielmente a Isis a Osiris, como un perro es un fiel compañero y defensor del viajero. Anubis fue denominado por esa razón psicopompo. Es un guía de los muertos, que se encarga de que lleguen a su destino. Se encarga de que los genios que habitan el submundo no dañen al difunto. Este papel se acentúa en el Reino Nuevo, y se prolonga hasta la dominación grecoromana. Por ejemplo, en las tumbas de Irynefer (TT290) y de Neben-Maât (TT219), dos artesanos de Deir el-Médineh, sendos frescos muestran a Anubis como un hombre con cabeza de chacal que lleva de la mano al difunto sano y salvo hasta la sala de Osiris. El capítulo 117 del Libro de los Muertos muestra esta faceta de Anubis como conductor y guía de almas. En el capítulo 125 del Libro de los Muertos, cuando Anubis ha conducido sano y salvo al difunto hasta la gran sala del juicio de Osiris, actúa de portero y hace preguntas al difunto para evaluar su pureza y su conocimiento de las cosas sagradas.
En algunos sellos de tumbas del Reino Nuevo parece también ejercer el papel de protector de Egipto, ya que se le representa en forma de chacal echado sobre «los nueve arcos», que simbolizan las tribus que rodean a Egipto.
Juez de los muertos
Anubis también es juez. A partir del Reino Nuevo aparece con toda claridad representado como uno de los jueces de la Sala donde se pesa el coracón del difunto. En las ilustraciones de los capítulos 30 B y 125 del Libro de los Muertos permanece al lado de la balanza y es el encargado de realizar la psicostasia, la pesada del alma. Como juez se le da este título:
- Ser djadjat, «Magistrado del tribunal». Título que comparte con Tot y que empieza aparacer a finales del Reino Antiguo. Así aparece en un grabado de la pared sur del vestíbulo de la pirámide de Merenra I, en Saqqara, y en la de su sucesor, Pepi II, situada también en Saqqara.
- Inâef, «Aquel cuyo brazo produce». Alude a Anubis deteniendo las fluctuaciones de la balanza en la que se pesa el alma del difunto. En el capítulo 335 de los Textos de los Sarcófagos el difunto implora a Ra para que le salve «de ese dios de formas misteriosas cuyas cejas son los platos de la balanza cuando esta noche examine al malhechor.» Creo que en este texto se identifica a Anubis con la propia balanza. En el capítulo XVII del Libro de los Muertos se nos aclara que esta deidad de formas misteriosas es Inâef, Anubis. Ya en los Textos de las Pirámides se menciona a Anubis como «el dios de formas misteriosas». Me atrevería a sugerir que el texto viene a decir que nada del corazón del difunto escapa a los ojos de Anubis, que es quien en última instancia decide si el difunto es digno o no de sobrevivir al juicio.
Señor de las llaves
En el periodo grecoromano era habitual pensar en Anubis como el portador de las llaves del submundo. En los papiros mágicos aparece mencionado como «el que tiene las llaves del Hades», «el portador de la llaves», etc. Y así se le representa en sarcófagos, sudarios y vendajes de este periodo, llevando la llave en la mano si se le presenta como hombre con cabeza de chacal, o colgando del cuello si se muestra en su forma totalmente animal. Para el egiptólogo alemán Siegfried Morenz se debe este tema de las llaves a la influencia helena, que habría identificado a su Éaco, uno de los tres jueces del Hades, con el dios de los muertos egipcio. El egiptólogo francés Jean-Claude Grenier disiente de su colega alemán y considera que el tema de la llave en poder de Anubis sólo refleja la importancia que este objeto fue adquiriendo en la vida cotidiana.
Formas de representación
Animal
Cuando se le representa de forma totalmente animal suele mostrársele como un chacal echado sobre su vientre. A veces está echado sobre una pequeña capilla qie actúa como su «caja de secretos». En ocasiones porta entre sus patas el flagelo y el cetro sejem; y en otras el flagelo surge de su espalda.
Representaciones de Anubis se encuentran en las mastabas y tumbas del Reino Antiguo, especialmente en el entorno del rey Jufu, de la IVª Dinastía, constructor de la famosa gran pirámide de Giza. En cada fórmula de ofrendas se ve a Anubis en forma de perro echado sobre su vientre, de un tamaño considerable y presidiendo los jeroglíficos del texto, de tamaño mucho menor. El más antiguo de estos relieves lo encontramos en la mastaba del príncipe Kauab, hijo de Jufu. En la mastaba de otro de los hijos de Jufu, el príncipe Jufujaf, un bajorrelieve muestra dos chacales en las jambas de la puerta que da a la capilla sur. La cabeza de los chacales muestra un ojo humano y llevan un tocado de pelo trenzado. En una de las pelucas se distingue un collar menat, un importante amuleto dedicado a la diosa Hathor, haciendo de contrapeso. Al que está en el relieve norte le acompaña este texto: «Un regalo de Anubis khenty ta djeser (título de Anubis que como vimos significa “el que está a la cabeza de la tierra sagrada”), que consiste en una feliz vejez antes de reunirse con el gran dios, para Jujujaf, hijo del rey». Y al que está en el relieve sur el texto que está a su lado es: «Un regalo de Anubis Imiut (jefe de los embalsamadores, otro de los títulos de Anubis), que consiste en el poder y la nobleza antes de reunirse con el gran dios, para Jujujaf, hijo del rey». La figura del chacal también se halla sobre los sarcófagos, como en el de la reina Meresanj II, otra hija de Jufu.
Una representación similar la encontramos sobre la puerta de la capilla funeraria de la mastaba de la reina Meresanj III, esposa y sobrina del faraón Jefrén.
Un enorme chacal diez veces más grande que el resto de jeroglíficos se encuentra en el sarcófago de Hotep, dignatario de la Vª Dinastía cuya tumba fue encontrada en Saqqara; lugar donde también se halla la tumba de Ty. En la tumba de este último el chacal ha sido representado con todo detalle, especialmente la cola, que tenía una importante relevancia simbólica. Cola es el nombre de otro dios cánido, el dios Sed, y la cola de un toro forma parte del traje ceremonial del faraón y de los dioses masculinos.
Hombre con cabeza de chacal
Cuando figura de forma antropomórfica se le representa con la típica figura de un hombre con cabeza de chacal. Este tipo de representación, como todas las de los otros dioses con características teriomórficas y humanas, empieza a aparecer a partir de los últimos tiempos de la segunda dinastía. De hecho, de este periodo es la primera representación de una divinidad con forma humana y cabeza de chacal, que aparece como un grafiti sobre un bol de porfirio de origen desconocido, y que se guarda desde 1977 en el Museo Británico. Está de pie portando un cetro uas en su mano derecha y un anj en su izquierda. Hay sin embargo quien atribuye la imagen al dios Set, o a Ash.
Más clara es la identificación de Anubis con una figura semejante que aparece en un fragmento de un relieve en el templo de la pirámide de Niuserre (Dinastía V). Aquí se muestra a un dios con cabeza de chacal, de pie, caminando hacia delante, y depositando tres anj en la mano derecha del rey, que lleva a su vez otros tres en su mano izquierda. Con otro anj Anubis toca la boca y la nariz del faraón. Detrás del rey está, tocando su brazo, la diosa Uadjet, que representa al Bajo Egipto. Por eso se ha querido ver aquí a Anubis como un símbolo del Alto Egipto. Esta pieza se conserva en el Neues Museum de Berlin.
Hay una única representación conocida de Anubis con forma completamente de hombre, incluida la cabeza. Está en Abidos, pintada en un relieve del templo funerario de Ramsés II, que este monarca mandara construir allá por el año 1280 a.C.
Menos conocida es la forma de representarlo como un alma, como un ba. En este caso se le representa como un ave con cabeza de cánido. Este tipo de representaciones se ha encontrado den diferentes lugares:
- En un fragmento de cartonaje pintado, en la necrópolis de El-Deir (oasis de Al-Kharga).
- En Dendera, en un relieve del quiosco de Hathor sobre el techo del templo.
- Hasta cuatro veces pintado en la mortaja de un hombre enterrado en Deir el-Medina.
- En la tumba de Qetinus y en una tumba romana, ambas en el oasis de Dakhla,
Y aún más rara es la forma de Anubis representado con cuerpo de serpiente y cabeza de chacal. La más antigua se encuentra en Deir el-Medina, en la tumba de Sennedjem, en la pintura de una cama funeraria de la dinastía XIX. De la época romana son dos representaciones encontradas en el oasis de Al-Kharga. Una de ellas en Duch, en una cama funeraria; la otra es de Labakha, y se encuentra sobre el cartonaje de una momia.
Lugares de culto
Cinópolis. Culto a Anubis, su esposa Anput y su hija Qebehut
Anubis está especialmente ligado a los nomos XVII y XVIII, en el Alto Egipto, especialmente del XVII, cuyo estandarte acababa en la figura de un perro recostado sobre sus patas. El nombre de su capital significa «Horus está aquí». Allí se adoraba, sin embargo, a Anubis y a su esposa Anput, o Anupet, su paredra, y a la hija de ambos, la diosa Qebehut. Todo parece indicar que el culto a Horus fue desplazado por el de Anubis, probablemente durante la dinastía XIX. En la dinastía XX ya se menciona a «Anubis, señor de Hardai», concretamente en el papiro Harris y con motivo de la coronación de Ramsés IV, escrito en el que se menciona la existencia de un templo a Anubis en la ciudad. El perro era el animal sagrado del nomo; de ahí que los griegos la llamaran Cinópolis (Ciudad del Perro). En realidad era llamada Cinópolis Superior, para distinguirla de otra ciudad a la que llamaban Cinópolis Inferior. Así se refiere el geógrafo griego Estrabón a la ciudad: «Luego está el nomo cinopolitano y Cinópolis, donde se adora a Anubis, se honra a los perros y reciben cada día cierta cantidad de alimentos fijadas por los ritos» (Estrabón, Geografía, libro 17, 1, 40104).
La ciudad tenía un cementerio para perros en la otra ribera del Nilo, cerca de la ciudad de Hamatha. Esta necrópolis, en la que se enterraban perros momificados y sacrificados en honor a Anubis, era un cementerio de humanos desde el Reino Nuevo, que cayó en desuso hasta que en el periodo tardío se reutilizó para los entierros de perros. La ciudad estaría sobre una isla en la misma latitud que la ciudad de Saka, y extendía su domino a ambas orillas del río, según Plutarco, por lo que se la asimila con la actual El-Kays, donde habría estado situada la ciudad de Saka, lugar donde se rendía culto a Bata, divinidad en forma de toro que aparece como protagonista en el cuento «Los Dos Hermanos» de la Dinastía XIXª. El hermano de Bata se llama en este relato igual que Anubis. Describimos el argumento del cuento en Magia en el Antiguo Egipto, y lo hemos extraído aquí.
En Isis y Osiris, Plutarco refiere la curiosa rivalidad de la ciudad con la vecina Oxirrinco, capital del nomo donde el pez que le da nombre era el animal sagrado. En una ocasión un habitante de Cinópolis comió un oxirrinco, y desde entonces los habitantes de esta última atacaban a los perros, dando lugar a una rivalidad que degeneró en una pequeña guerra civil local. Durante el reinado de Ramsés XI el gobernador de Nubia, Panehesy, se sublevó, atacó el sur de Egipto y destruyó la ciudad esclavizando a sus habitantes.
Como hemos dicho, la triada que se adoraba en Cinópolis era la conformada por Anubis, su mujer Anput y su hija Qebehut. Anput (inpwt), era representada como una mujer con un estandarte rematado con un chacal sobre su cabeza. A veces, muy pocas, se la representaba como una mujer con cabeza de chacal. Una de sus representaciones más conocidas es la famosa «triada de Menkaura», grupo escultórico en el que se presenta a la izquierda del faraón Menkaura, acompañado a su derecha por la diosa Hathor. Como versión femenina de su marido era la diosa de la momificación y de los funerales. Se la ve en un grabado del templo de Hathor en Dendera, donde Hathor es comparada con Anput, y esta última aparece como guardiana del cuerpo de Osiris recostada sobre su vientre y lista para acabar a dentelladas con Set, tal y como dice el texto del grabado; «Te aporta la capital del nomo de Inpu, llevando sus ofrendas sin que falte ninguna, pues Anubet está sobre su vientre con los colmillos afilados para destrozas al maligno». No hay templos ni necrópolis asociadas a la diosa. En el papiro Jumilhac, Set trata de violar a Isis convertido en toro, pero la diosa se convierte en una perra cuya cola está rematada por un cuchillo e hinca sus colmillos sobre la espalda del asesino de su esposo.
El nombre de Qebehut (Qeb-Hwt), significa “agua fresca” y alude al líquido de embalsamar. La diosa, asociada a una Hathor funeraria, representaba la purificación a través del agua. El agua quita la suciedad y era empleada durante el proceso de embalsamamiento. Se la representaba como una serpiente, o como una mujer con cabeza de serpiente. A veces adoptaba la forma de un avestruz portadora de agua, identificándola así con la diosa Maat. Era una diosa menor cuyo culto se asociaba al de su padre y no se la representaba a menudo. Una de sus representaciones más conocidas es la que se encuentra en la tumba KV8 del Valle de los Reyes, que pertenece al faraón Mineptah, de la XIXª Dinastía. Se la ve allí en compañía de la diosa Nedjty y de Osiris.
En los Textos de las pirámides se la asimila con la serpiente celeste que nada en las aguas cósmicas, y a menudo su cuerpo era pintado con estrellas sobre su piel. Ella traía el agua limpiadora y regeneradora al dios Ra y le lavaba. Más tarde ella era la que aportaba agua a los difuntos durante la momificación y lavaba sus entrañas.
Otros lugares de culto
Pero Anubis era muy popular en todo Egipto y entre egipcios de todas las clases sociales. Aunque el único templo consagrado a él parece ser el de Cinópolis poseía santuarios en las grandes ciudades como Menfis (también Sepa, que sabemos estaba próxima a Menfis pero aún no se ha descubierto), o Tebas. Desde el Reino Antiguo Anubis está presente en los textos funerarios de las necrópolis entre Menfis y Elefantina. Muchos de sus títulos son precisamente el de Señor de estas necrópolis:
- Señor de Rosetau, necrópolis cerca de Giza
- Seño rde Ro-Qereret, necrópolis de la ciudad de Asiut, la antigua Licópolis.
- Señor de Nubia
Está presente también en la cantera de Tura, de la que se extrajeron los bloques de piedra caliza para construir las pirámides de Giza y Saqqara.
Antes del Reino Medio tenemos referencias indirectas a lugares de culto de Anubis. Una inscripción en la tumba de Tefib hace referencia a un lugar de culto en Asiut (Licópolis). Muchas estelas parecen referirse a otro lugar de culto en El Lahun, en Fayún. Testimonios de veneración a Anubis se encuentran por ejemplo en las inscripciones de la tumba de Henqou, gobernador del nomo XII a comienzos de la VIª Dinastía, en Deir El Gabrawi, quien entre sus buenas acciones menciona que «He cumplido con los chacales de la montaña y con las aves rapaces del cielo con cordero y cabra.»
Lo santuarios más suntuosos dedicados a Anubis se han encontrado en los «castillos de un millón de años», los templos funerarios consagrados al ka de los reyes, siendo el más conocido el que corresponde a la capilla interior dedicada al dios chacal en Deir el-Bahari, en el templo funerario dedicado a la memoria de la reina Hatshepsut. Christiane Desroches Noblecourt ve en ciertos relieves la identificación de la reina con el dios, metamorfosis que tiene lugar antes de su renacimiento y resurrección en el Más Allá.
Perros momificados
A partir de la XXVI Dinastía comienzan a aparecer las primeras momias de perros sacrificados como ofrenda a Anubis, como ya se hacía con otros animales. Los creyentes que iban en peregrinación a los santuarios compraban estas momias a los sacerdotes que las preparaban como exvotos y ofrendas al dios y eran depositadas en cementerios especiales. La costumbre permaneció hasta el edicto del emperador Teodosio, que prohibía el culto pagano, en el año 391 de nuestra era. Hasta el momento se han descubierto doce importantes necrópolis de perros entre Menfis y Tebas, en Licópolis, Cinopolis, Coptos, Dendera, Abidos, y otras importantes ciudades.
En Saqqara estaba el Anubieion, un santuario del tiempo de los Ptolomeos dedicado a Anubis. Estaba localizado al este de la pirámide de Teti y al norte del Bubasteion, la necrópolis dedicada a enterrar los gatos ofrendados a la diosa Bastet. Algunos de los sarcófagos donde eran enterradas las momias, que eran depositados en pozos subterráneos, están en el Museo de El Cairo. Se trata de cajas rectangulares de tapa plana decoradas con motivos funerarios. Uno de ellos presenta en sus paredes representaciones de Anubis echado sobre una barca de juncos. Otras han sido fabricadas en madera de sicomoro, de unos 55 cm de alto, y reproducen la forma de una estatuilla de Anubis como hombre con cabeza de perro sentado sobre un trono. En la época romana las momias eran guardadas, en grupos, en burdos vasos de barro rojo, pobremente decorados. El entierro del animal ofrendado dependía de cuanto quisiera gastarse el devoto.
El incierto origen de Anubis
Ya hemos visto que en Cinópolis Anubis tiene una esposa, Anupet y una hija, Qebehut. Pero no está tan claro quiénes son los padres del dios. En las tradiciones más antiguas es el hijo de la vaca primordial Hesat, identificada con la vaca Hathor como nodriza del rey. La referencia más antigua la hallamos en tiempos de Pepi II. En los textos de las pirámides, se describe a Pepi II ascendiendo al cielo, junto a Atum, ayudado por los cuatro hijos de Horus, mediante una escala sujeta por Hesat y cuyos travesaños han sido reforzados con tiras cortadas de la piel de un fetiche imiut.
Sin embargo, en una pared del templo de Seti I, en Abidos, hay un relieve donde se muestra que la madre de Anubis es la diosa gata Bastet. Y lo mismo se afirma en el paprio N3776 (S) de la época ptolemaica. En Menfis, en la necrópolis de Anj-Tawy, cuyo nombre significa «“La Vida de las Dos Tierras», el Bubasteion, templo ptolemaico y romano dedicado al culto de Bastet, estaba al lado del Anubeion, donde se rendía culto a Anubis. Se sabe muy poco de la relación que pueda haber entre ambos dioses, aunque el nombre de Bastet hace referencia a los ungüentos, lo cual puede referirse a su vez al embalsamamiento.
Anubis y el ciclo osiriano
Como se expuso más arriba, Anubis parece una deidad más antigua que Osiris. Antes de la aparición de este último en lo que el egiptólogo francés Bernard Mathieu llamó la «reforma osiriana», Anubis era el señor del Más Allá. Se trataría en última instancia de una reforma apoyada por la realeza, que trataría de asimilarse a un dios antropomórfico como es Osiris, cuyos atributos son los de rey. Durante la Vª Dinastía Osiris empieza a convertirse en un dios pujante, y Anubis se convierte en su acompañante. En el reino medio la vinculación de Anubis con Osiris y el mito se incrementa, y aparece como intermediario entre el difunto y Osiris, que es el modelo al que aspira el muerto y con el que quiere asimilarse para convertirse el mismo en un «osiris», alguien que se ha convertido en un difunto con las características del dios. Anubis, que ya antes del mito osírico, era quien presidía el proceso de embalsamamiento de los reyes, empieza a aparecer en los Textos de los Sarcófagos como el que se ocupa de los restos de Osiris. En este contexto, Anubis es el cuarto hijo de Ra, y este, apenado por la muerte de Osiris, envía a su hijo para que baje del cielo y le dé un aspecto agradable y cuide de sus restos proveyéndole de una morada digna llena de ofrendas.
Anubis, aparece como hijo de Ra desde el Reino Medio, concretamente en el capítulo 908 de los Textos de los Sarcófagos. Aparece también esta filiación en un conjuro que se realiza sobre el agua según el Papiro mágico Harris, escrito sobre el XII a.C. Se lee en él:
«Otro fórmula: ¡Oh, alma! ¡Oh, alma! ¡Soy Anubis, dios del Este, hijo de Neftis! (repetir cuatro veces).
Otra fórmula: ¡Lado derecho!¡ Lado izquierdo! ¡Soy Anubis, dios del Este, hijo de Ra! (repetir cuatro veces).»
Así pues Osiris y Neftis habrían engendrado a Anubis en una versión del mito.
Es a partir del Reino Nuevo cuando se menciona a Anubis como hijo de Osiris. La primera mención conocida de esta filiación se encuentra en una estela de Menfis, de la XIXª Dinastía, procedente de la tumba de Hor-Min en Saqqara. En Egipto era el hijo el que se ocupaba de los funerales del padre, de modo que resulta natural ver a Anubis como hijo de Osiris.
En la versión del mito osiriano que nos presenta Plutarco en su tratado Isis y Osiris, el más completo que nos ha llegado, aunque tardío, Anubis es hijo de Osiris y de Neftis. Isis es la mujer de Osiris, y Neftis, la de Set, dios de las tormentas y el estéril desierto, incapaz de tener hijos. Osiris se habría acostado con Neftis confundiéndola con Isis (en algunos textos se dice que Neftis se disfrazó de Isis), y de su unión nació Anubis. Temerosa de la reacción de Set, Neftis abandonó al niño para que su marido no lo encontrara. Al saber Isis que su esposo había engendrado a aquel niño lo buscó. Unos perros la guiaron hasta el lugar en el que se encontraba. Lo cuidó, lo alimentó y el dios con cabeza de chacal se convirtió en el fiel acompañante de la diosa. Así, Anubis es el fiel compañero de los dioses, como los perros lo son de los hombres. Cuando Set mató a su hermano Osiris y esparció los pedazos del cuerpo por Egipto, Anubis acompañó a la diosa en su búsqueda de los mismos, y cuando todos fueron reunidos, Anubis, como señor de los embalsamadores, se ocupó del cuerpo de su padre, embalsamándolo y momificándolo, hasta que Isis, con su magia, le devolvió la vida convirtiéndose en rey de los muertos. Según el mito, el cuerpo de Osiris habría sido el primero en ser momificado.
Hay dos documentos en los que se dice que Isis es la madre de Anubis. Debe ser una tradición tardía a juzgar por la fecha de confección de los mismos. En ambos documentos hay una fuerte equivalencia entre Anubis y Horus. Son el papiro Jumilhac y el Papiro Demótico Mágico de Londres y de Leyde. En este último, que fue escrito en el siglo III de nuestra era, Anubis está en Siria cuando Set y sus secuaces matan a su padre Osiris. Isis manda llamar a su hijo para que la ayude, pero durante el trayecto Anubis es picado por un escorpión. Isis le cura aplicándole un aceite de sanación y tras ordenarle que se lamiera la herida tal y como hacen los perros heridos.
Este episodio se parece mucho a otro, descrito en la estela Metternich, en el que Isis tiene que sanar a su hijo Horus de la picadura de un escorpión, y para ello tiene que usar su magia y su ingenio para hacerse con el nombre secreto de Ra, lo cual le otorgará un poder mágico ilimitado.
Con todo el mito de Osiris tiene muchas variantes, desarrolladas en diferentes ciudades deseosas de incluirse entre los lugares sagrados. En algunas fuentes incluso se cae en contradicciones. En el papiro Jumilhac, escrito durante el periodo tardío, que se centra en los mitos que circulan en los nomos XVII y XVIII del Alto Egipto, nos muestra a Anubis que encuentra la cabeza de su padre en las montañas próximas a Abidos, en un banco de arena próximo a la ciuda de Andjéty (Bousiris). Y luego más adelante nos dice que la halló en los pantanos de Nedjit, en el Bajo Egipto, en un pasaje en el que además nos narra el origen de la ceremonia de la apertura de la boca, y de la costumbre de fabricar figuras de arcilla representando a Osiris en el mes de Joiak con semillas de trigo dentro, para que surgiera la planta de la figurita.
Una vez hallada la cabeza es llevada hasta Hardai (Cinópolis). En una versión es Anubis el que la transporta convertido en Horus y tomando la forma de un halcón. En otras son los cuatro hijos de Horus los encargados de hacerlo. Después de eso Anubis y Tot piensan en alguna forma de encontrar el resto del cadáver de Osiris de la forma más eficaz posible. A Tot, dios de la magia, se le ocurre hacer un hechizo sobre la cabeza de Osiris, puesta sobre una estatua hecha de arcilla, que previamente habían traído del lago que había en el lado occidental del cementerio, e invocar al espíritu del dios para que les pueda decir dónde está el resto de su cuerpo. Todo un alarde de necromancia. Tras una serie de largas letanías de hechizos mágicos la cabeza de Osiris empieza a contar en que lugares se halla el resto de su cuerpo. Anubis acude a todos esos lugares para recuperarlos y emplea un recipiente hecho probablemente de papiro para transportarlos. Cuando regresa a Cinópolis, reúne todos los fragmentos, los embalsama, y los guarda, escondidos de Set, en una bóveda funeraria que vigila él mismo.
Créditos de las imágenes
1. By Jon Bodsworth - Aquí el arhvivo original
2. Par Olaf Tausch — Travail personnel, Aquí el arhvivo original
3. By Hedwig Storch - Own work, CC BY-SA 3.0, Aquí el arhvivo original