Arte rupestre, enteógenos y chamanismo

Apuntes básicos sobre la llamada teoría chamánica

LA TEORÍA CHAMÁNICA

Son muchos los estudios y trabajos modernos que relacionan muchas pinturas rupestres con estados alterados de conciencia y chamanismo, siguiendo las teorías de Jean Clottes y David Lewis-Williams en su obra Los chamanes de la Prehistoria (1996). Se sugiere así una relación entre el consumo de enteógenos y la realización de algunas de estas pinturas, que no serían entonces otra cosa que representaciones pictóricas de las visiones o de las ensoñaciones que sus creadores tuvieron bajo la influencia de sustancias psicotrópicas. Muchos motivos que encontramos en dichas pinturas podrían entenderse mejor si los abordamos como consecuencia de una actividad sagrada conectada con trances de tipo chamánico. Especialmente muchos dibujos que siguen patrones geométricos como puntos, círculos concéntricos, enrejados, líneas en zig-zag, etc., recuerdan a los que se perciben en ciertos estados alterados de conciencia.

En la actualidad muchos estudios realizados entre etnias, sobre todo de América, muestran una relación entre los dibujos que se realizan sobre cerámica y las experiencias con enteógenos de las personas que los realizan, dibujos que a menudo coinciden con los patrones geométricos antes mencionados. La cosmovisión de dichas etnias muestra rasgos típicamente chamánicos, y la intensidad de las visiones que se producen durante el trance matizan de modo considerable la percepción del mundo que tienen los indígenas. A veces las visiones tienen mucho en común con la generación de fosfenos, como los que aparecen cuando nos frotamos o cerramos los ojos intensamente, pero que adquieren un carácter mucho más intenso y duradero durante el trance. Dichas visiones tienden a plasmarse en las manifestaciones artísticas de las culturas en las que se practican técnicas chamánicas. Estos patrones geométricos provocados por los fosfenos suelen ser los primeros que suelen aparecer, yuxtaponiéndose a la percepción visual, en dicho tipo de trances.

CUEVAS Y ENTEÓGENOS

La experiencia psicodélica en el interior de las cuevas podría explicar también otro tipo de representaciones, de animales, seres antropomórficos, escenas de contenido variado en los que se aprovechan la textura y la forma de las paredes de la gruta para darle relieve a las representaciones pictóricas. Es muy probable que el autor de dichos motivos sufriera pareidolias intensificadas de modo extraordinario por la ingesta de enteógenos. Las escenas y la “aparición” de seres sobrenaturales, animales-espíritu, etc. sobre las paredes de la cueva convertirían a estas, dentro de la cosmovisión del artista, en auténticas puertas con la otra realidad, el mundo de los espíritus, que se muestran a través de estas ventanas durante el trance chamánico.

La teoría chamánica sugiere también que las famosas siluetas de manos pintadas sobre las paredes rocosas esconden en realidad un ritual mediante el cual, al poner la mano sobre la roca, y “unirla” mediante la aplicación de un ungüento sacralizado a la piedra, considerada ésta como una puerta de acceso al otro mundo, liga de forma íntima al propietario de la mano con los espíritus. Muchas de estas imágenes muestran manos mutiladas, cosa que podría ser la consecuencia de algún ritual de iniciación al chamanismo. En muchas culturas la mutilación forma parte del proceso de aprendizaje del chamán.

Cabe destacar que las imágenes que se encuentran en Selva Pascuala en Villar del Humo, Cuenca, muestran, al lado de un animal astado, trece figuras alargadas, que, según algunos investigadores, son dibujos de un hongo alucinógeno bien conocido,  Psilocybe hispanica. Estaríamos entonces ante la primera representación, en Europa, de un enteógeno, en una escena que habría sido pintada hace 6000 años. Este mismo tipo de setas aparece también en un grabado rupestre de hace 7000 años hallado en el Tassili, en Argelia. Es allí, en el Tassili, donde también podemos apreciar figuras antropomórficas, que a veces han sido interpretadas como “extraterrestres”. Es más que probable, que sencillamente se trate de dibujos de seres sobrenaturales “vistos” durante el trance o de chamanes enmascarados que realizan ritos de todo tipo, o bien representan su transformación en el animal que les sirve de alter ego en el otro lado. La cueva, el interior de las grutas, se convierten entonces en portales de acceso al otro mundo, al mundo de los espíritus y de los seres invisibles.

CONCLUSIÓN

Puede que algunos pictogramas se dibujaran en estado de trance, puede que otros se pintaran más tarde, cuando el chamán intentaba recrear sus visiones para plasmarlas en el espacio sagrado de la cueva. Es evidente que hay cierto peligro a la hora de aplicar este punto de vista de forma excesiva y abusiva, y además presupone una similitud hipotética entre las sociedades chamánicas actuales con los horizontes religiosos propios del paleolítico. La interpretación de las siluetas de manos como una especie de ligazón con el mundo de los espíritus me parece personalmente un poco aventurada; pero desde mi punto de vista, aunque debe ser tomada con prudencia, es una teoría enriquecedora, que complementa a otras, y muy razonable, dada la universalidad de las prácticas chamánicas y el uso de enteógenos en todo el planeta y en todo tipo de sociedades y culturas; universalidad que también podría extenderse en el tiempo como parecen demostrar imágenes como las que hemos comentado halladas en Selva Pascuala, Cuenca. Desde mi punto de vista, puede que no todas, pero algunas de las obras del arte rupestre creo que encajan muy bien con los postulados de la teoría chamánica.

CRÉDITOS FOTOGRÁFICOS