VAMPIROS MÁS ALLÁ DE LA LEYENDA
Una aproximación arqueológica
Esta es una traducción de un artículo de Anastasia Tsaliki[1], PhD del Departamento de Arqueología de la Universidad de Durham. El artículo lleva por nombre Vampires Beyond Legend: a Bioarchaeological Approach, y fue publicado en septiembre del año 2000. Los comentarios míos o traducciones de textos en original los he puesto entre corchetes y en letra cursiva.
Las imágenes son las mismas que acompañan al trabao de Tsaliki, cuyo original puede encontrarse aquí.
1. Barber P. (1998) Forensic Pathology and the European Vampire, in Dundes A. (ed.) The Vampire: A casebook, The University of Wisconsin Press: Wisconsin, pp. 109-142
2. Bunson M. (1993) Vampire, the Encyclopaedia, Thames and Hudson: London
3. Gomez-Alonso J. (1998) Rabies: A possible explanation for the Vampire Legend, Neurology 51 (3): 856-859
4. Jaffe P. D. and Dicataldo F. (1998) Clinical Vampirism: Blending Myth and Reality, in Dundes A. (ed.) The Vampire: A casebook, The University of Wisconsin Press: Wisconsin, pp. 143-158
5. Lutwick L. I. (1998) G-Docs and X-files, Infect Med 115 (3): 165-167, 210
6. Sledzic P. and Bellantoni N. (1994) Brief Communication: Bioarchaeological and Biocultural Evidence for the New England Vampire Folk Belief, AJPA 94: 269-274
7. Uthman Ed (1998) Forensic Pathology, URL: wysiwyg://37/https://www.neosoft.com/~uthman/forensic_pathology.html, Date visited: 21 June 2000
8. Δαβίας Ο. (ed.) (1995) Μόνταγκ Σάμμερς: Ο Ελλην Βρυκόλαξ, εκδ. Δελφίνι: Αθήνα
9. Σιδέρης Ζ. (μτφρ.) (1984) Ομήρου Οδύσσεια, ΟΕΔΒ: Αθήνα
Este artículo se publicó originalmente en, y así debe ser referenciado: Tsaliki A. (2001) Vampires Beyond Legend: A Bioarchaeological Approach. En M. La Verghetta y L. Capasso (eds.), Actas de la XIII Reunión Europea de la Asociación de Paleopatología, Chieti, Italia, 18-23 de septiembre de 2000, Edigrafital S.p.A: Teramo-Italia, 295-300.
El concepto de necrofobia (es decir, miedo a los muertos que vuelven para perseguir a los vivos. Palabra griega que deriva de 'necros' = muerto + 'phovos' = miedo) parece haber dominado las costumbres funerarias del mundo griego desde el Neolítico hasta la actualidad. Se observa también que es algo que ha tenido un impacto a nivel mundialTambién se puede observar que ha tenido un impacto mundial. El vampirismo es una forma de necrofobia.
Se examinan la naturaleza del vampiro y de su espécimen griego, el vrykolakas, tal como aparecen en las creencias populares, especialmente en Grecia y en el área de los Balcanes. Se proponen teorías para una posible explicación realista de las tradiciones sobre vampiros, derivadas principalmente de las disciplinas de la patología clínica y forense. Por último se describen casos de miedo 'vampírico' en los registros arqueológicos.
El material que se presenta aquí es parte de la investigación doctoral de la autora titulada ‘An investigation of extraordinary human body disposals, with special reference to necrophobia’ [Una investigación sobre las disposiciones extraordinarias del cuerpo humano, con especial referencia a la necrofobia]. Esta investigación es multidisciplinar, y se basa sobre todo en los principios y en la metodología de la Arqueología y la Bioantropología.
Este artículo se limita a la investigación sobre la realidad de las traidiciones sobre vampiros. Se ha realizado una exhaustiva búsqueda bibliográfica que incluye textos folclóricos, literarios y médicos.
EL FOLCLORE SOBRE VAMPIROS
La palabra 'vampiro' (menos comúnmente 'vampir', 'vampe') tiene muy probablemente un origen eslavo, auqnue todavía se debate osbre sus orígenes etimológicos: como alternativas se han sugerido raíces turcas, griegas y húngaras (Bunson 1993).
Definiéndolo de forma estricta un vampiro es un cadáver reanimado que sale de la tumba, merodeando por la noche y chupando la sangre de los vivos para satisfacer su hambre y perpetuar su existencia. Hay muchas teorías sobre el origen de esta reviniente (= 'que regresa de entre los muertos'). Seres que chupan sangre, divinos o semidivinos, eran parte integral de muchos cultos antiguos, tanto en el Viejo como en el Nuevo Mundo. Entre los mejores ejemplos están Kali en la India, Zotzilaha (dios murciélago de los mayas) y el dios Huitzilopochtli de los aztecas. En estos últimos casos, el murciélago vampiro (Desmodus rotundus) puede haber sido una influencia. La sangre, una fuerza viva, y la tierra, dadora de vida y alimento, estaban fuertemente relacionados con ellos (Bunson 1993, Davias 1995).
En un sentido más amplio, se usa la palabra 'vampiro', 'no-muerto' o 'retornado' para designar un cadáver reanimado por un demonio, que busca dañar a los vivos. No necesariamente tiene que beber sangre para alimentarse, puede hacerlo de otros líquidos como leche o aceite, o de alimentos sólidos. La creencia en los vampiros se extendió en muchos países a lo largo de todo el mundo y hay muchas especies diferentes de vampiros. Se dice que los vampiros pueden transformarse en murciélagos, pájaros, ratas, lobos, moscas y pulgas. Como en el caso de la brujería, la iglesia cristiana relacionó a los vampiros con el diablo (Politis 1904).
Grecia tiene una larga tradición de vampiros. Los ejemplos de no muertos griegos se remontan al mundo antiguo con criaturas como los efialtae, las striges, las lamiae, las empoussai, las epopidae, Yello y Mormo. En la Odisea de Homero (siglo VIII a.C.) se dice claramente que a los muertos les gusta beber sangre (Davias 1995). Había también festivales especiales en honor de los muertos, las Anthesteria, y en tiempos de los romanos las Lemuria. Más tarde, bajo la influencia cristiana y la maldición de la excomunión (en la Iglesia griega la maldición impide que un cuerpo se disuelva), se emplearon diferentes palabras regionales para designar a los cadáveres que retornaban, ya que la palabra vampiro no se conocía todavía. Así pues, diferentes estudios pruben que existían ricas tradiciones autóctonas sobre los no muertos desde muy antiguo (Politis 1904). En Bizancio, por influencia eslava, junto con los preceptos de la Iglesia Ortodoxa Griega, la leyenda tomó la forma de los vampiros griegos llamados 'vrykolakas', la palabra eslava que designaba al hombre lobo. La palabra se asoció directamente con los vampiros debido a la creencia de que todos los hombres lobo se convertirían en vampiros al morir (Bunson 1993, Davias 1995). La presencia de vampiros también se encuentra en textos griegos medievales, en novelas, manuscritos, leyes eclesiásticas, exorcismos y canciones populares (Mouzakis 1989).
VAMPIROS MÁS ALLÁ DE LA LEYENDA
Más allá de la leyenda, las observaciones de naturaleza patológica en ciertos individuos pueden haber provocado, o al menos contribuido, a la formación de la creencia popular en los vampiros. Para comprender las explicaciones que se exponen más adelente s hace necesario repasar algunos rasgos básicos asociados a los vampiros:
- Predisposiciones a convertirse en vampiro: maldición, excomunión, muerte sin bautismo, ser pelirrojo, muerte por suicidio, brujería, vida inmoral, licantropía, muerto por un vampiro, sin entierro o con ritos de entierro inadecuados, muerte violenta, asesinato no vengado, muerte por ahogamiento, herejía, discapacidad física.
- Medios de destrucción de vampiros: estacar, decapitación, cremación, perforar el cadáver hinchado, extraer el corazón/hígado/intestinos, cortar en pedazos, tocar con un icono y/o agua bendita.
- Medios para prevenir la 'transformación' en vampiro: entierro adecuado, mutilar el cuerpo, clavar clavos en varias partes del cuerpo, poner hoces, dagas, cuchillos, estacas, clavos, espinas en el ataúd para evitar que se hinche (esto es, para evitar la transformación), atar el cadáver, decapitación y colocación de la cabeza entre las piernas.
- Características asociadas a los vampiros: agujeros cerca de la tumba, tumba alterada, cadáver hinchado, con los ojos abiertos, pelo y uñas largas, cambio de color de la piel, palidez, falta de descomposición, sangre alrededor de la boca, boca abierta, adherencia a los sacramentos, miedo e incapacidad de pasar a través del agua. Una posible víctima muestra ojos rojos, palidez, aversión a la luz brillante, falta de apetito, pérdida de peso, insomnio, pesadillas, anemia, agotamiento, dificultad para respirar, nerviosismo e irritabilidad, tos con sangre (Bunson 1993, Mouzakis 1989).
PATOLOGIA FORENSE (PF). Se ocupa de la investigación post mortem de defunciones súbitas e inesperadas. Es posible, por tanto, determinar la causa de la muerte, sus mecanismos y formas, y especialmente los cambios post mortem normales (Uthman 1998). La PF propone que la mayoría, si no todas, las creencias que rodean al vampiro pueden explicarse en términos de la idea errónea popular de lo que le ocurre a un cadáver tras la muerte. El 'cadáver intacto, hinchado, gordo, pálido o rojizo', la sangre en los labios y la nariz, los ruidos que se escuchan procedentes de la tumba, son signos de descomposición. Puede ser un proceso más largo de lo que la gente pueda pensar y el rigor mortis es una condición temporal, no permanente, por lo que puede haber algún movimiento repentino del cuerpo. Al contrario de la creencia popular de que las uñas y el cabello siguen creciendo después de la muerte, esta es una idea errónea derivada del hecho de que la piel se encoge después de la muerte. El proceso de descomposición genera calor, por lo que el cadáver puede parecer tibio. La hinchazón del cuerpo, que a veces es extrema, es la razón principal por la cual se procede a inmovilizar el cadáver mediante ataduras o algo pesado en su tumba, y frecuentemente se elimina al vampiro perforándole. Según la tradición, el retornado no puede cruzar el agua, y esta tradición puede estar basada en el hecho de que debido a la extrema hinchazón, el cuerpo emergerá y flotará (Barber 1998).
La TAFONOMÍA también juega un papel importante en la interpretación de la leyenda. Los entierros rápidos y superficiales, a menudo en el caso de criminales, víctimas de asesinato y suicidios, y en períodos de epidemias, eran la causa de que el cuerpo quedara parcialmente descubierto durante la fase de hinchazón de la descomposición. La inapropiada geomorfología del cementerio. junto con los entierros rápidos sucesivos y las condiciones de hacinamiento, favorecen el que el cadáver no esté en contacto con agua y oxígeno, lo que retrasa su descomposición. Además, el alto uso de drogas y telas sintéticas inhiben la descomposición normal (Mouzakis 1989).
Finalmente, en el REGISTRO CLÍNICO PATOLÓGICO, varias condiciones producen síntomas, que son similares a los que se atribuyen a los vampiros. Entre ellos (Lutwick 1998, Roberts y Manchester 1997, Youngson 1992):
- Tuberculosis: La muy contagiosa 'enfermedad de la multitud' muy contagiosa. La TB pulmonar causa fiebre, fatiga, pérdida de apetito y de peso, y tos persistente con esputos sanguinolentos.
- Otras enfermedades respiratorias, por ejemplo, bronquitis, neumoconiosis y antracosis (una neumoconiosis común. Enfermedad pulmonar crónica por inhalación repetida de polvo de carbón).
- Ántrax: Provocado por Bacillus anthracis por inhalación el polvo del campo o penetración en la piel. Síntomas: fatiga, dolores musculares, tos, fiebre baja, disnea y taquicardia. Es una enfermedad ocupacional de losque cuidan de animales, aguda y comúnmente mortal, ya que provoca bronconeumonía y septicemia.
- Rabia en humanos: pérdida de apetito, fiebre y fatiga, insomnio, tendencia a deambular, demencia, espasmos musculares, agresividad, violencia, ataques con mordeduras, agitación, vómitos con sangre. La luz brillante, el agua, los olores fuertes y los espejos pueden desencadenar espasmos. La muerte por rabia puede provocar que la sangre permanezca líquida líquido mucho tiempo después de la muerte (Gomez-Alonso 1998).
- Fotofobia: Intolerancia a la luz. Característica de ciertos trastornos oculares, migraña y meningitis.
- Porfiria: un grupo de trastornos hereditarios que causan sensibilidad extrema a la luz solar, sudoración, taquicardia, dolores abdominales, vómitos, ampollas en la piel, cicatrización por exposición a la luz solar y trastornos psicóticos.
- Fotosensibilidad: erupción cutánea debido a la luz solar, medicamentos u otros productos químicos.
- Necrofanía (= muerte aparente), que puede ser la causa de un entierro prematuro.
- Trastornos psicológicos/mentales: Un trastorno mental grave, aunque raro, es el 'vampirismo clínico', en la que los pacientes perturbados sienten inclinación a beber sangre, a veces la suya propia; pasándose a denominar entonces 'autovampirismo'. Agrupa algunos de los comportamientos patológicos más impactantes observados en humanos: necrofagia/canibalismo, necrofilia y necrosadismo. Las manifestaciones del vampirismo clínico mezclan el mito y la realidad de una forma dramática y contienen una mezcla de elementos nosológicos, que incluyen esquizofrenia, psicopatía, perversión, paranoia y personalidad límite (Jaffe y Dicataldo 1998, Mouzakis 1989, Youngson 1992).
Se creía que los vampiros atacaban primero a sus parientes más cercanos, durante la noche. Si pensamos en enfermedades contagiosas, es más fácil entender por qué los familiares cercanos corren el riesgo más alto. Además, ha habido una serie de vampiros clínicos registrados a lo largo de la historia, desde el siglo XV (Bunson 1993).
EL VAMPIRO EN LOS REGISTROS ARQUEOLÓGICOS
La idea de esta investigación se FRAGUÓ en 1995 mientras leía un artículo sobre la creencia popular en vampiros de Nueva Inglaterra (Sledzik y Bellantoni 1994). Cuando abrieron la tumba de un indivíduo del siglo XIX, del cual se pensaba que era un vampiro, y ecnontraron los fémures cruzados sobre el tórax, los investigadores combinaron la evidencia arqueológica, cultural e histórica con el examen osteológico y paleopatológico para interpretar este caso extraordinario. Concluyeron que las lesiones periostíticas de las costillas observadas en el esqueleto podrían estar asociadas con la tuberculosis pulmonar. Como se deduce del término 'consunción', la tuberculosis hace que los pacientes se 'consuman' y 'pierdan carne'. La leyenda sobre los vampiros se hizo real: de la esfera de la creencia popular pasó al registro arqueológico con pruebas contundentes.
Algunos de los primeros ejemplos probables de miedo a los 'retornados' provienen del Neolítico y del Calcolítico de Chipre (alrededor de 7000-2500 a. C.). Los individuos a menudo eran enterrados en un pequeño pozo poco profundo, en una posición contraída con las rodillas dobladas contra el pecho. Se dispusieron piedras de molino o losas, o bien una cantidad de rocas más pequeñas, sobre el pecho o la cabeza para evitar que los muertos regresaran y dañaran a los vivos. Se han registrado casos en lo que la cabeza está sujeta con terrones de pisé (material de construcción) o guijarros, así como posibles casos de decapitación. Prácticas similares se llevaron a cabo en el Levante, tales como la separación del cráneo y su exhibición pública (Karageorghis 1965). Una costumbre similar se ve en una tumba del período heládico medio de la Argólida (Grecia, alrededor de 1900-1600 aC): se puso una gran roca sobre el esqueleto flexionado en una cista de piedra (Nordquist 1990). Una roca se encontró sobre el cuerpo de un niño de Soba, Sudán, entre el siglo VI al XIII, según Filer (1995).
En Grecia, un caso de la Calcídica bizantina es el de un pequeño individuo hallado in situ con una gran cuña de bronce clavada en la frente. En la isla de Mitilene, en un cementerio turco de la época de la ocupación otomana (circa s. XVIII-XIX), los equipos griegos y canadienses encontraron la tumba algo aislada de un adulto. El individuo fue perforado en el cuello, la pelvis y el talón con clavos de 20 cm. Este caso es de particular interés, ya que el vampirismo no es una creencia común entre los musulmanes (Davias 1995). Para terminar, durante las excavaciones de rescate en el castillo de Lamia, el cráneo de un esqueleto fue perforado con tres grandes clavos de hierro. Se encontraron dos clavos más alrededor de la zona del hombro (Papakonstantinou-Katsouni 1995).
CONCLUSIONES
El análisis cultural de los vampiros, y especialmente de su forma griega, y la plétora de evidencias literarias, evidencian la antiguedad del fenómeno. Resulta obvio que la necrofobia, que ha dado lugar a entierros desviados, ha existido en Grecia y se puede examinar tanto desde una perspectiva arqueológica como bioantropológica. Las contribuciones a una explicación racional del vampirismo y de los orígenes de los vampiros, la etnografía y los comportamientos respecto de ellos, nos conducen más allá de la esfera de la mera imaginación.
AGRADECIMIENTOS
Quisiera agradecer a los muchos Ephorates arqueológicos griegos y al Prof. H. Williams que contribuyeron con información y permisos para el estudio de casos de entierro de 'vampiros'. Finalmente, también deseo agradecer a la Fundación de Bioantropología, la Fundación P. Bakala Bros. y el 'Dean's Fund' de la Universidad de Durham por su apoyo financiero.
REFERENCIAS
1. Barber P. (1998) Forensic Pathology and the European Vampire, en Dundes A. (ed.) The Vampire: A casebook, The University of Wisconsin Press: Wisconsin, pp. 109-142
2. Bunson M. (1993 ) Vampire, the Encyclopaedia, Thames and Hudson: London
3. Davias O. (ed.) (1995) Montague Summers: O Ellin Vrykolax, ekd. Delfini: Athina
4. Filer J. (1995) Disease, Trustees of the British Museum: London
5. Gomez-Alonso J (1998) Rabies: a Possible Explication for the Vampire Legend, Neurology 51: 856-859.
6. Jaffe PD y Dicataldo F. (1998) Clinical Vampirism: Blending Myth and Reality, en Dundes A. (ed.) The Vampire: A casebook, The University of Wisconsin Press: Wisconsin, pp. 143-158
7. Karageorghis V (1982) Cyprus, from the Stone Age to the Romans, Thames and Hudson: London
8. Lutwick LI (1998) G-Docs and X-files, Infect Med 115(3): 165-167, 210
9. Mouzakis S. (1989) Oi Vrykolakes stous Vyzantinous kai Metavyzantinous Nomokanones kai stis paradoseis tou Ellinikou laou, Vivliopoleio twn Vivliofilwn: Athina
10. Nordquist GC (1990) Middle Helladic Burial Rites: Some especulations, en Hagg R. y Nordquist GC ( eds.) Celebrations of Death and Divinity in the Bronze Age Argolid, Acta Instituti Atheniensis regni Sueciae Series 4, XL, pp. 35-43
11. Papakonstantinou-Katsouni M. (1995), Kastro Lamias, ID' EPKA, Anatypo, Arxaiologikon Deltion 44 (1989), Xronika, Athina, págs. 164-165
12. Politis N. (1904) Paradoseis, Tomos A', Athina, págs. 491-506, 573-608
13. Roberts CA y Manchester K. (1997) The Archaeology of disease (2nd ed.), Sutton Publishing ltd.: Ithaca- New York
14. Sledzic P. y Bellantoni N. (1994) Brief Communication: Bioarchaeological and Biocultural Evidence for la creencia popular de vampiros de Nueva Inglaterra, American Journal of Phys. Antropología 94: 269-274
15. Uthman E. (1998) Patología forense, URL: wysiwyg://37/https://www.neosoft.com/~uthman/forensic_pathology.htm, Fecha de consulta: 21 de junio de 2000
16. Youngson RM (1992) Diccionario Collins de Medicina, Harper Collins Publishers: Glasgow
© 2022. Del texto y traducciones, Javier Arries