Vampiro turco curado de su hábito de beber sangre (2013)
UN VAMPIRO EN LA CONSULTA
Hace algunos días, el 12 de febrero del presente año 2013, la prensa internacional, la agencia y la Agencia EFE se hacían eco de lo que a su vez publicaba la prensa turca, bajo titulares como "El primer vampiro turco" o "Tres sucesos sangrientos lo convirtieron en vampiro"; una noticia cuyas implicaciones comentamos brevemente en el programa radiofónico Milenio 3. Los diarios relataban el caso de un joven turco de 23 años, de la ciudad de Denizli, que había sido tratado por vampirismo. El joven reconoció en 2011 que desde hacía dos años era aficionado a beber sangre hasta el punto de que le habían detenido en varias ocasiones por atacar a transeúntes e infligirles heridas para beber su sangre.
Los psiquiatras Direnc Sarkaya (izquierda) y Vedat Sar; (derecha).
Cuatro psiquiatras de la Universidad de Estambul y del Hospital Militar de Denizli: Direnc Sakarya, Cengiz Gunes, Erdinc Ozturc, y Vedat Sar se encargaron de tratar al “vampiro” en el Hospital Militar de Denizli. Sarkaya ha criticado la actitud sensacionalista con el que los medios han tratado el caso del que ya llaman “Drácula turco”.
Durante 5 cinco semanas el equipo médico formado por los cuatro psiquiatras utilizó, además de la medicación, entrevistas de apoyo y terapias de grupo para realizar el tratamiento. Los resultados fueron publicados por Sarkaya en agosto de 2012 en un artículo titulado Vampirismo en un caso de trastorno de identidad disociativo y trastorno por estrés postraumático" que apareció en la revista Journal of Psychotherapy and Psychosomatics.
"VAMPRISMO", EL ARTÍCULO MÉDICO
He aquí una traducción propia del artículo:
Un hombre casado de 23 años de edad (el tercero de 6 hermanos) se presentó con un historial "adicción" a beber sangre desde hacía dos años. Usaba hojas de afeitar para cortarse los brazos, el pecho y el abdomen para recoger la sangre en un vaso y bebérsela. Tras un periodo de beber su propia sangre empezó a interesarse por la sangre de los demás. Estas "crisis" se caracterizaban por un deseo imperioso de beber sangre ", tan urgente como respirar". Le gustaba el olor y el sabor de la sangre a pesar de considerarlo como una tontería. También disfrutaba causando profundos cortes a los demás para probar su carne. Fue detenido varias veces después de atacar a las personas a puñaladas y de punzarlos con la intención de recoger y beber su sangre. Fue arrestado en diferentes ocasiones por atacar a gente apuñalándoles y golpeándoles con la intención de recoger y beberse su sangre. Obligó a su padre a obtener sangre de los bancos de sangre.
Su ‘sed’ de sangre comenzó tres años atrás, tras la enfermedad y la muerte de su hija de cuatro meses. También asociaba su adicción con el asesinato de su tío hacía 4 años, del que fue testigo y aún recordaba con nitidez. Recordaba cómo se abrazó al cuerpo muerto y como sentía las manchas de sangre en su rostro. Fue testigo de otro asesinato violento 3 años antes cuando uno de sus amigos le cortó la cabeza y el pene a la víctima.
Informaba de lagunas de amnesia en su vida diaria. A veces se encontraba a sí mismo en un lugar sin tener ni idea de cómo llegó hasta allí. En ocasiones no reconocía a personas que le eran familiares. También le llamaban por diferentes nombres. Hay dos personas dentro de mí. Afirmaba haber visto a un hombre alto con un abrigo negro más joven que él y un "compañero imaginario" de unos 6 ó 7 años. Este último le obligó a realizar actos violentos y suicidas, diciéndole: "salta sobre él", "ahógalo", "suicídate". Al parecer, en relación con estos diálogos internos, otras personas habían observado que hablaba consigo mismo. Posiblemente debido al "cambio" a otro estado de personalidad, perdía la memoria de los ataques "sangrientos", no le importaba quién era la víctima más, y sufría amnesia de esa parte de su acto. De cuando en cuando decía que su rostro en el espejo se cambiaba por la de una extraña persona violenta. Le perturbaban imágenes intrusivas de los eventos que había presenciado y de sus actos, que ‘le eran mostrados’ de forma muy vívida por su compañero imaginario. Estas “demostraciones” disparaban ‘crisis’; es decir, comportamientos violentos, automutilaciones e intentos de suicidio. Intentó suicidarse en diferentes ocasiones ahorcándose y tomando pastillas. Se había dado cuenta hace poco de que este compañero imaginario se parecía a sí mismo de niño. Se sentía a sí mismo como su ‘esclavo’.
Creció en un barrio muy pobre con una alta tasa de crímenes. Cuando completó 8 años de estudios fue puesto a trabajar en empleos de poca importancia. Estuvo involucrado en peleas en muchas ocasiones. Negaba haber consumido drogas, pero sí hacer uso frecuente del alcohol para ‘relajarse’. Su tronco estaba cubierto de tatuajes, algunos de los cuales ocultaban heridas autoinfligidas e hipertrofiadas. Había sido reclutado hacía tres meses para el servicio militar obligatorio, pero fue licenciado debido a sus problemas de adaptación asociados a su ‘condición’.
Durante toda su infancia y adolescencia su madre sufrió en ocasiones episodios de lo que parecen ataques transitorios de psicosis disociativa [3]. Durante tales episodios ella estaba fuera de control y destrozaba los aparatos de la casa. Cuando no estaba en ese estado ella cuidaba de la casa. Negaba haber sufrido traumas psicológicos durante su infancia salvo los ataques de su madre durante sus arrebatos agresivos. El Cuestionario de Trauma de la Infancia [4], sólo reflejaba una puntuación alta en abuso emocional. Sin embargo padecía de amnesia en lo que respecta a su infancia entre los 5 y los 11 años.
No mostraba ni embotamiento afectivo, ni trastornos formales del pensamiento, comportamiento desorganizado ni delirios. EEG, MRI, y IQ (105; Cattell 2A) dieron resultados normales. En la Escala de Experiencias Disociativas obtuvo puntuaciones elevadas: 86/100 al principio y 54/100 en los siguientes. La Entrevista Clínica Estructurada para DSM-IV Desórdenes Disociativos [6] confirmaba el diagnóstico de TID.
Entrevistas de apoyo, olanzapina (10 mg / día), paroxetina (20-40 mg / día), y naltrexona (50 mg / día) resultaron útiles para la estabilización durante las 2 primeras semanas de hospitalización, este último orientado al alivio de los síntomas disociativos graves. Se separó de su esposa y se mostró agresivo en una discusión con su familia durante el período de 6 semanas después del alta. Se añadió valproato sódico (1.000 mg / día) durante la segunda hospitalización de 3 semanas. El comportamiento de 'beber sangre' fue remitiendo en las siguientes 6 semanas tras el alta; sin embargo, los síntomas disociativos persistieron. El paciente insistió en que ‘las drogas eran sólo pastillas para dormir, que no podrían curarle’. Desesperanzado y sin saber cómo darle sentido a sus aterradoras experiencias disociativas afirmaba con ingenuidad: ‘este desorden sólo acabará con mi muerte’, ‘Dios quiere rescatarme’.
Discusión
La disociación se define como una interrupción en las funciones usualmente integradas de conciencia, memoria, identidad o percepción del entorno [7]. Al ser el tipo más generalizado de trastorno disociativo, se considera el TID como una enfermedad crónica post-traumática estrechamente relacionada con el abuso infantil y / o negligencia. En el TEPT, intrusiones relacionadas con el trauma mental pueden conducir a flash-backs disociativos. Sobre la base de un traumatismo anterior y más crónico, estas intrusiones devienen en distintos estados mentales en TID. Sacados del contexto de su fondo traumático, algunos de ellos cobran conciencia de sí mismos y de su organismo [3].
Hasta donde sabemos, este es el primer reporte de un paciente con "vampirismo' y TID. También presenta síntomas de TEPT, trastornos de depresión severa (crónica) y abuso de alcohol. A pesar de su comportamiento criminal no se le ha diagnosticado trastornos límites de personalidad, antisociales o esquizofrénicos [7]. Diferentes estudios demuestran que la SCID-D difiere de otros trastornos psiquiátricos incluida la esquizofrenia [8]. La simulación se descartó debido a la coherencia de las observaciones clínicas y a los exámenes estándar, demasiado complejos como para que fueran simulados. Se descartaron también Trastornos facticios con síntomas psicóticos debido a que el paciente no tiene un historial de frecuentes ingresos de carácter psiquiátrico. Por otra parte, varios síntomas de las características del paciente se ajustan al TID, tales como auto-mutilación y la conducta suicida [3]. Actos impulsivos y agresivos que conducen al crimen y a la condena, incluyendo el asesinato en serie también han sido reportados con anterioridad en los TID [9]. Muchos estudios sobre TID han reportado una prevalencia de por vida del 80-100% del TEPT y la depresión [3]. Tanto el TID como el TEPT, si no son tratados, se complican con la adicción a las drogas o el alcohol [10]. El trastorno de estrés postraumático de este paciente se vio reforzado de forma trágica por sus propias experiencias criminales.
Agradecimientos
Los autores declaran no entrar en ningún conflicto de intereses y agradecen a Banu Ibaoglu Vaughn, MA, por la ayuda en la edición de este artículo.
Referencias
1 Vandenbergh RL, Kelly JF: Vampirism: a review with new observations. Arch Gen Psychiatry 1964; 11: 543–547.
2 Prins H: Vampirism: a legendary or clinical phenomenon? Med Sci Law 1984; 24: 283–293.
3 Spiegel D, Lewis-Fernandez R, Loewenstein R, Sar V, Simeon, D, Ver-metten E, Cardeña E, Dell PF: Dissociative disorders in DSM-5. De-press Anxiety 2011; 28: 824–852.
4 Bernstein DP, Fink L, Handelsman L, Foote J, Lovejoy M, Wenzel K, Sapareto E, Ruggiero J: Initial reliability and validity of a new retro-spective measure of child abuse and neglect. Am J Psychiatry 1994; 151: 1132–1136.
5 Bernstein EM, Putnam PW: Development, reliability and validity of a dissociation scale. J Nerv Ment Dis 1986; 174: 727–735.
6 Steinberg M: Structured Clinical Interview for DSM-IV Dissociative Disorders-Revised (SCID-D-R). Washington, American Psychiatric Press, 1994.
7 American Psychiatric Association: Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, edition 4. Washington, American Psychiatric As-sociation, 1994.
8 Steinberg M, Cicchetti D, Buchanan J, Rakfeldt J, Rounsaville B: Dis-tinguishing between multiple personality disorder (dissociative iden-tity disorder) and schizophrenia using the Structured Clinical Inter-view for DSM-IV Dissociative Disorders. J Nerv Ment Dis 1994; 182: 495–502.
9 Lewis DO, Yeager CA, Swica Y, Pincus JH, Lewis M: Objective docu-mentation of child abuse and dissociation in 12 murderers with disso-ciative identity disorder. Am J Psychiatry 1997; 154: 1703–1710.
10 Karadag F, Sar V, Tamar-Gurol D, Evren C, Karagöz M, Erkiran M: Dissociative disorders among inpatients with drug or alcohol depen-dency. J Clin Psychiatry 2005; 66: 1247–1253.
FUENTES
Acerca de Direnc Sakarya: En ResearchGate
La noticia en los medios:
© 2013. Del texto y traducciones, Javier Arries