Libro

Gerard L. B. van Swieten

(1700-1772)

BIOGRAFÍA

Gerard L. B. van Swieten nació en la ciudad holandesa de Leiden el 7 de mayo de 1700. Estudió medicina en su ciudad natal y continuó sus estudios en Löwen como discípulo de Hermann Boerhaane. Se doctoró en 1725 con la tesis Diss. de arteriae fabrica et efficacia in corpore humano. En 1736 la Institutiones Medicae le otorgó el rango de Privatdozen. Cuando murió Boerhaave, pese a que había estado años estudiando a su lado, no se le permitió ocupar la cátedra vacante en Leiden porque era católico. Los estudiantes se amotinaron para tratar de cambiar aquella situación, pero sin éxito. Swieten se fue entonces de la Universidad, dedicándose a completar y comentar la obra de Boerhaane. Sin embargo, su vida pronto se vería ligada a la corte vienesa.

En 1740, la emperatriz María Teresa fue coronada emperatriz de Austria, y pronto se hizo manifiesto su interés en reformar y modernizar el estado siguiendo las premisas del despotismo ilustrado. Por entonces Swieten ya tenía fama como médico, de modo que cuando enfermó la hermana de María Teresa, la Archiduquesa María Ana, la emperatriz llamó al médico holandés para que la tratara personalmente. Swieten no pudo salvar la vida de Ana María, pero pese a todo se convirtió en el médico personal de la emperatriz en 1743, llegando a Viena en 1745. Maria Teresa quería reformar la Universidad de Viena para que entraran en ella los aires renovadores de la nova scientia, basadas en la observación empírica y la experimentación, y le encargó esta árdua tarea a Swieten dejándole total libertad para llevarla a cabo.

La Emperatriz María Teresa, obra de Andreas Möller (1727)

La Emperatriz María Teresa, obra de Andreas Möller (1727). Imagen de dominio público.

En Viena el médico holandés fue nombrado director de la Biblioteca de la corte, donde impartió clases, generando en torno suyo un círculo de discípulos, entre los que cabe mencionar a Lorenz Gasser y a Melchior Stoerck. Cuatro años después de su llegada, en 1749, tenía preprado un proyecto de reforma de la Universidad y otro para crear una facultad de medicina moderna. Los proyectos fueron presentados a la emperatriz, y al cabo de tres semanas María Teresa, basándose en ellos, promulgaba la ley que daba comienzo a las reformas para regularizar los exámenes obligatorios para obtener el título de medicina. La nueva ley hacía depender a la Universidad directamente del gobierno y la corona, y Swieten fue nombrado director y presidente de la nueva Facultad de Medicina.

Aquella fue una época prolífica para Swieten, que entre otras cosas fue el creador de un jardín botánico y de un laboratorio químico, dirigido por su compatriota Nicolaus Joseph Jacquin, y de una clínica semejante a la que él había conocido en Leiden junto a su maestro Boerhaave. En 1775 dirigió la creación de una Farmacopea para todos los territorios del Imperio que impedía ejercer a charlatanes que no estuvieran correctamente titulados. La reforma tuvo tal éxito que la calidad de la medicina austriaca cambió radicalmente. Pocos años antes los médicos austriacos iban a otras ciudades y países para doctorarse; ahora eran los médicos de otros países los que acudían a Viena a estudiar.

Gracias a las reformas de Swieten se podía hablar por fin de salud pública. Una de sus preocupaciones era que la población estuviera correctamente atendida por médicos bien cualificados. Él mismo tenía por costumbre pasar consulta gratis una hora al día a partir de las tres de la tarde. Su contribución a la medicina preventiva y al tratamiento de la sífilis y las enfermedades venéreas fueron decisivas. Desarrolló una política de cuarentenas para evitar epidemias, especialmente de peste. También se ocupó de la obstetricia y de la correcta instrucción de las comadronas, e incluso reformó las instituciones en las que se encerraba a los enfermos mentales prohibiendo que se les azotara ó se les confinara en jaulas. No obstante se mostró contrario a la vacunación de la viruela, hasta que la propia Emperatriz Maria Teresa contrajo la enfermedad en 1767.

Gerard van Swieten, murió el 29 de marzo de 1803 en Viena. Fue un erudito; hablaba varios idiomas y reformó el sistema sanitario austriaco de tal manera que sirvió como modelo para otros países vecinos. Su preocupación por la población y los más desfavorecidos le llevaron entre otras cosas a la creación en 1742 de un Orfelinato para la instrucción de los huérfanos, o a destinar un fondo para estudiantes de medicina que despuntaban por su talento. Gracias a sus esfuerzos se desarrolló un sistema sanitario dirigido a todos, pobres o ricos. A su estricta y rígida autodisciplina sumaba una gran generosidad y dedicación al trabajo. Su hijo, el Barón Gottfried van Swieten sería conocido más tarde por ser patrono del inefable Wolfgang Amadeus Mozart.

INFORME MÉDICO SOBRE LOS VAMPIROS

En 1755 un nuevo caso de vampirismo escandalizó a la corte vienesa. Los hechos tuvieron lugar en Hermesdorf, una ciudad próxima a la frontera entre Moravia y Silesia. El 19 de enero los ciudadanos de la ciudad desenterraron el cadáver de una tal Rosina Iolackin (Polakin en versiones posteriores del documento), muerta el 22 de diciembre del año anterior. Creían que era un vampiro que les atacaba durante la noche. Al exhumar el cuerpo lo encontraron incorrupto y con sangre en las venas, de modo que, siguiendo la costumbre local, los familiares de la muerta sospechosa tuvieron que sacar su cuerpo por una brecha practicada en la pared del cementerio, decapitarlo, y quemarlo hasta reducirlo a cenizas.

Swieten aconsejó a la emperatriz que enviara a Hermesdorf a dos médicos, Johannes Gasser, profesor de anatomía, y Christian Vabst, médico de la corte. Ambos doctores elaboraron un escrito en común en el que aconsejaban que se tratara de suprimir mediante leyes tajantes tanto estas prácticas de "magia póstuma" como otras igual de supersticiosas, incluyendo la cacería de brujas, las prácticas adivinatorias, y actividades similares. Basándose en el Rescritputm de ambos médicos y en datos recopilados por él mismo Gerard van Swieten dejó constancia de sus opiniones e impresiones personales sobre el vampirismo en un manuscrito que se conserva en la actualidad en la Biblioteca Nacional Austriaca de Viena (Österreichiste Nationalbibliothek; ms. 7237 P.I. n 18), y que lleva por título Remarques sur le vampyrisme de Sylésie de l'an 1755. Par Mr. le Baron van Swieten faites a sa Majesté imp. et royale. Avec la version. Par Mr. Antoine Hilternprand. Se trata de 14 folios escritos a dos columnas. La de la izquierda está escrita en francés, conteniendo la de la derecha la versión alemana. En el año 1768 el informe apareció impreso por primera vez en Augsburg, en la obra Abhandlung des Daseyns der Gespenster, nebst einem Anhange vom Vampyrismus, firmada por Amavero, pseudónimo de Andreas Udalric Mayer (la librería italiana Libriantichi vende un ejemplar de esta obra en su web).

Portada de Allgemeine deutsche Bibliothek
Abhandlung des Daseyns en Allgemeine deutsche Bibliothek, 1770

Portada y primera página de Allgemeine deutsche Bibliothek, de 1770 conteniendo una revisión del artículo de van Swieten.

Dos versiones del texto de Abhandlung des Daseyns der Gespenster, nebst einem Anhange vom Vampyrismus aparecieron en el diario alemán Allgemeine deutsche Bibliothe, la primera en 1770, y la siguiente en 1771.

El documento de van Swieten ha aparecido una y otra vez en algunas compilaciones y obras sobre el tema, y de hecho formaba parte, aunque con algunas lagunas, de la compilación de textos, ensayos y relatos, realizada por Valerio Riva y Ornella Volta con el título de Vampiros entre nosotros, publicada en 1963 por Plaza y Janés, bajo la tutela y el nombre de Roger Vadim. Esta edición en castellano se hizo a partir de la versión italiana I Vampiri tra noi, de 1960. Es una obra a la que tengo especial aprecio por ser la primera que leí cuando aún era un niño, despertando una curiosidad por la vampirología que aún conservo, y de la que es fruto indirecto esta página y parte de mi obra. El documento aparecía bajo el título Informe médico sobre los vampiros. Espero añadir pronto una traducción del informe completo.

EL VAMPIRISMO SEGÚN VAN SWIETEN

Al contrario de lo que se lee en algunas obras y sitios de Internet, Gerard van Swieten no afirmaba en su estudio que los vampiros eran reales. Por el contrario sostuvo siempre, y no sin cierto acaloramiento, que se trataba de una superstición que era necesario erradicar. Para explicar los casos de vampirismo recurrió a causas racionales. Así, por ejemplo, explicaba la incorruptibilidad de algunos cuerpos mediante procesos de fermentación en ausencia de oxígeno. La mayoría de la comunidad médica suscribió su teoría aportando sus propias explicaciones a los "signos de vampirismo" y recurriendo a las epidemias para explicar las muertes que se achacaban a los supuestos vampiros.

Al final del documento Swieten arremete contra los métodos judiciales que se emplean en las investigaciones acusando de negligencia y falta de conocimientos médicos a los jueces y funcionarios, calificando tales ejecuciones de barbarie y sacrilegio contra el buen nombre de los difuntos, mutilados de modo horrible. Y así Swieten, tras examinar algunos casos que se habían producido en el Imperio y aún otros fuera de él, se muestra muy indignado con los procedimientos utilizados y la falta de educación médica de los que intervienen en los procesos contra vampiros.

A consecuencia de este informe la emperatriz María Teresa mandó crear una comisión en Viena que debía diseñar un nuevo estatuto jurídico, para ser integrada como parte de la nueva Constitutio Criminalis Theresiana, y que prohibiría las prácticas supersticiosas en los territorios que se encontrasen bajo la jurisdicción austriaca. Así pues la emperatriz promulgó finalmente un edicto en el que se prohibían expresamente las ejecuciones tradicionales de supuestos vampiros mediante estacamiento, decapitación y quema del cuerpo, por considerarlas prácticas supersticiosas e irracionales.

© 2008. Del texto y traducciones,Javier Arries

Libro

© 2022. Diseño y contenido por Javier Arries

email
Ouroboros

«Bienvenido a mi morada. Entre libremente, por su propia voluntad, y deje parte de la felicidad que trae»