Leo Allatius
(1586-1669)
BIOGRAFÍA
Leone Alacci, Leo Allatius en latín, nació en 1586 en la isla griega de Chíos, un lugar donde abundaban las creencias sobre vampiros. Allatius viajó por Calabria y llegó hasta Roma, donde ingresó en el Colegio Griego en el año 1600. Dieciséis años después se doctoró en medicina y fue nombrado escribano de la Biblioteca del Vaticano. Ejerció después dos años como profesor de retórica en el Colegio Griego. Enviado a Alemania por el Papa Gregorio XV regresó en 1622 a Roma como Custodio de la Biblioteca Palatina de Heidelberg.
El emperador Maximiliano había donado aquella espléndida biblioteca al Vaticano a cambio de apoyo económico en la guerra. Constaba de 196 manuscritos que se convirtieron en materia de estudio del erudito.
En 1623 murió el Papa Gregorio XV y Allatius se quedó sin su protector más influyente, aunque gracias a otros grandes de la Iglesia pudo continuar sus investigaciones. En 1661 el Papa Alejandro VII le hizo Custodio de la Biblioteca del Vaticano, cargo que mantuvo hasta su muerte, que tuvo lugar en Roma, en enero de 1669. Erudito versado en historia, literatura, teología, etc; tradujo al latín y editó muchas obras de compatriotas suyos. Durante su vida trabajó por la Unificación de la Iglesia Católica y la Iglesia Griega, aunque era bastante intransigente en materia de religión. Ese es el tema principal de su De Ecclesiae Occidentalisatque Orientalis perpetua consensione (Cologne, 1648). Todos sus manuscritos y su densa obra epistolar, que alcanza la cifra de más de mil cartas, los donó a la Biblioteca de Oradores de Roma. Conocemos su vida y obra principalmente por la obra Vita de Leonis Allatii, de Stephanus Gradi.
EL PRIMER VAMPIRÓLOGO
En 1645 Allatius escribió una obra que algunos consideran como el primer libro que trata en parte de vampirología: De quorundam Graecorum Opinationibus ("Sobre ciertas opiniones actuales de los griegos"). En la misma nos narra cómo en su juventud estuvo presente en la apertura de la tumba de un presunto vampiro en su isla natal de Chíos, donde la creencia en no muertos era cosa común. El morador de la tumba, según nos cuenta Allatius estaba hinchado, tenía la piel pálida, pero firme, tirante y dura. Era calvo pero mostraba un vello oscuro. Los ojos aparecían entrecerrados y su boca abierta dejaba ver dos dientes afilados y brillantes.
Allatius comenta en dicha obra que a aquellos muertos inquietos que vuelven de la tumba para saciarse de sangre se les llama vrykolakas, y también tympanaios, que significa "como un tambor", ya que se les descubre en sus tumbas hinchados y con la piel tersa como la de un instrumento de percusión. Y así, cuando en una aldea muere mucha gente sin explicación sus habitantes se dirigen al cementerio en busca del vampiro. Si lo encuentran se le "ejecuta" incinerando su cuerpo. Según el teólogo es el demonio quien toma cuerpos muertos con objeto de poder vagar de noche o de día por el mundo de los vivos. Su aspecto es tan espantoso que el que los ve puede morir a no ser que consiga articular palabra en ese momento, con lo cual el vampiro desaparecerá.
© 2008. Del texto y traducciones,Javier Arries