The Vampire's Trail (1914)

Una narrativa absorbente, situaciones cautivadoras y una fotografía excelente caracterizan a esta película. Como ejemplo del conflicto entre el amor que una madre siente por su hijo y el amor que siente por su marido, la obra nos presenta a Alice Joyce en un papel absolutamente dramático. La mejor parte de la primera bobina se emplea en mostrarnos como la madre amamanta a su hijo enfermo con el consiguiente descuido por atender a su marido. Este último pasa el tiempo con una cantante de cabaret a la que ha conociido, el vampiro que da título al film. En el papel de vampiro, sería difícil concebir una interpretación más artística, completa y convincente que la de Alice Hollister. Su conducta, su expresión facial y sus movimientos contribuyen a hacer de éste uno de sus mejores papeles en su larga lista de interpretaciones inteligentes y loables. Su arte es incuestionable. Su inmersión total en el carácter más vulgar que ha interpretado engañará a aquellos que no conocen su excelente trabajo.

El esposo, enamorado de la cantante, que quiere utilizarlo para generar un escándalo en el periódico en el que aparezcan los nombres de ambos, la invita a una recepción que va a dar en su casa. Esa noche el bebé enferma de difteria, la casa es puesta en cuaretena, y el vampiro, el último que intenta abandonar la casa, se ve obligado a permanecer en ella.

En los días siguientes vemos a un hombre cada vez más consagrado al bebé y a su esposa, de modo que cuando se levanta la cuarentena ordena a la chica que se vaya. Su hechizo se ha roto.

Una joven madre quiere estar tanto con su hijo que rechaza estar con su marido cuando este le propone pasar una placentera velada fuera de casa. El marido, deseoso de divertirse y de descansar de los negocios, se aleja de ella. Este es un escenario con muchas posibilidades, y los autores de esta película (Benjamin Barondess y Michael Potter), hacen buen uso de él, dirigiéndolo de una forma sencilla y directa hacia un melodrama que no tiene otras salidas. Es una inmejorable oportunidad para desarrollar un drama. Es de recalcar que ni el esposo ni la esposa son definidos como totalmente buenos o malos, ni se nos presentan como alguien con quien uno pueda simpatizar, ya sea con él o con ella. Han sido puestos allí en medio de este pequeño enredo de su vida en familia que deben resolver y solventar para evitar la destrucción de su hogar. El espectador medio probablemente no se verá reflejado en ninguno de ellos. Los verá sólo como a conocidos, cuya conducta como seres humanos inteligentes no aprobará del todo, pero que resulta totalmente interesantes. Los contemplará como a seres humanos imprudentes que se prestan a las murmuraciones.

Cuando visionamos el segundo carrete nos encontramos con que las cosas han llegado a una situación tal que el marido invita a la cantante, con la que ha iniciado una dudosa relación de amistad, para que asista a una fiesta que da en su cosa y conzca a su esposa. La mente del espectador titubea aquí durante un momento pensando si este es creible o no. Pero la intención de los autores es conseguir que ella esté en la casa de un modo que nos resulte natural y convincente para poder explotar la situación que proporciona la aparición de una enfermedad contagiosa. Durante la fiesta, el niño enferma, y la cantante se queda atrás, es puesta en cuarentena y obligada a permanecer allí durante algunos días. Esta cantante es la vampira, y su intención era desde un primer momento ganar publicidad en todo el país fugándose con un hombre al que no ama. A ella la ha persuadido a su vez su amante, un reportero. El excéntrico engaño se vuelve casualmente contra ella (su intención era convencer al marido para que se fugara con ella esa misma noche), dejándola en tal estado de ánimo que su verdader carácter sale a la luz. No muestra ningún cuidado por el niño enfermo e insiste en seguir bailando ragtime. Convence además al camarero para que juegue a las cartas con ella y traiga una botella de vino, lo cual nos la muestra como a una persona absolutamente indeseable. El reportero, preguntándose porque no recibe noticias de la fuga, viaja hasta la casa y habla con ella a través de una ventana abierta. Pero son escuchados por la esposa, que se queda atónita al saber que ha estado entreteniendo a una mujer cuyo único objetivo era fugarse con su marido. Todo es confuso en este momento, y nunca sabremos si el hombre hubiera caído en la trampa. Mejor no pensar en ello, porque si lo hubiera hecho, su esposa le hubiera perdonado, pero ¿cómo podría estar segura má de su sentido común o de la fuerza de su carácter? El hecho de que ella recupere de nuevo su amor y su confianza son la prueba de que no se dejó engañar del todo como esperaba con tanta seguridad la aventurera. El papel de la joven esposa, es interpretado por Alice Joyce. El de su marido, lo realiza Tom Moore, y la aventurera es Alice Hollister. Los tres realizan una interpretación excente y cumplen con lo que se espera de ellos. La producción fue llevada a la pantalla por Robert G. Vignola e incluyue muchas escenas encantadoras. La fotografía es buena.

Con el nacimiento de su hijo el afecto que Laura siente por su marido se ve ensombrecido por el amor que como madre siente por el niño. Privado de la compañía de su esposa, Horace se aleja de ella. El hombre cae en las redes de Rita, una actriz.

Esta mujer ama a Dugan, un periodista de la prensa amarilla. Dugan sugiere a Rita que se fugue con Horace como un modo de obtener publicidad. La mujer, que no tiene escrúpulos, está de acuerdo. Horace cae en las rede de Rita y ambos planean fugarse con ocasión de una recepción que dará Laura unos días más tarde.

Esa noche, Laura se sorprende al encontrar a la famosa actriz entre sus invitados.Poco después, una criada asustada informa a la anfitriona de que su hijo está enfermos. Todos los invitados huyen, a excepción de Rita, que se queda esperando a Horace. Un médico diagnostica que el bebé de Laura sufre un caso severo de difteria y la casa es puesta en cuarentena,

Rita se pone furiosa cuando descubre que no puede salir de la casa. Enfurecida porque su plan no ha salido bien, revela su verdadera naturaleza ante Horacio. Horacio, disgustado y pensando en como su esposa lucha por la vida de su hijo, le da la espalda.

Durante la noche de uno de los días siguientes, Dugan, impaciente por tener noticias, entra en la casa por la parte de atrás burlando la vigilancia de la policía y atrae la atención de Rita. Laura se acerca a ambos y escucha las consecuencias de haber dejado de lado a Horace. Se enfrenta a la actriz, que se encoje ante la furiosa esposa. Así los encuentra Horace.

Cayendo de rodillas, el marido reconoce su bajeza y pide perdón. Pero Laura, tomándolo entre sus brazos, le responde que la culpa ha sido suya.